Érase una vez:
Mi abuelo solía contarme historias de mi bisabuelo, cuando era un niño se paraba algunos días en la entrada de los juzgados a vender libros de leyes, a medida que fue creciendo creo una editorial en la que publicaba estos libros, y más tarde abrió la librería Horizontes, un niño vendiendo libros que crecería para editarlos y haría toda una vida alrededor de ellos.

Aún recuerdo una puerta negra de metal en el centro en la que estaba la librería, cuando nací ya no estaba mi bisabuelo, pero yo cuidaba los libros de mi abuelo. Cada cierto tiempo abríamos las puertas de vidrio de las bibliotecas para que se orearan, yo contaba las colecciones de best sellers y anotaba meticulosamente cada libro, cuidando que estuvieran los mismos que había contado hace algunos meses, tareas que los abuelos dan a sus nietas para que se entretengan un rato. 

Mi abuelo no siguió el camino de los libros de mi bisabuelo y cuando murió se cerró la librería, unas décadas después aquí estamos, abriéndola de  nuevo. 
Bienvenides a estos nuevos horizontes.

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